Es obvio que en el conflicto armado del país el último interés de los bandos es la comunidad civil, la utilización de la población civil como escudo por parte de la guerrilla así lo demuestra y la intención por parte del gobierno de bombardear las casas de civiles desde donde atacan lo guerrilleros así lo reitera.
Esa determinación que viola las disposiciones del DIH en la protección de la población civil y que fue la supuesta causa por la que los países europeos junto con los Estados Unidos intervinieron en el conflicto de Libia, es aplicada al conflicto colombiano olvidando las coyunturas que unen a la historia.
¿No es acaso la protección de la ciudadanía de los pueblos tomados por las guerrillas el objetivo del ejercito? ¿O es sólo la recuperación del territorio?
Al fin la concepción de soberanía que tenemos se rige más por el dominio del territorio, que por el alcance que la justicia pueda tener sobre sus habitantes, la seguridad y la protección de la sociedad civil por parte del estado.
Pero la justicia de nuestro país está mediada por un arma y por un autoritarismo institucional que la parcializa; la seguridad en la custodia represiva de lo militar, olvidando que la seguridad es más que eso, se promueve una mal llamada “seguridad democrática” que roba dineros a la seguridad en salud y educación y promueve la paradoja de la violencia como mecanismo de pacificación.
Por ultimo la protección parece inexistente, es más bien una sanación, según el diccionario de la real academia de la lengua proteger es defender, resguardar de un prejuicio o peligro, pero acá en vez de reguardar a los civiles, estos están expuestos a las atrocidades de los grupos guerrilleros y no bastando eso, ahora están expuestos (oficialmente) a los ataques del ejercito nacional.
Debemos reprochar tajantemente las acciones de la guerrilla y hay que actuar en contra de ellas y combatirlos, pero recordando que se actúa para la protección de la vida de los colombianos, no para la muerte de guerrilleros a toda costa.
No se puede subsanar un error cometiendo otro.
Carlos Gómez S.
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